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Montería, Córdoba. La permanente actividad científica en la Universidad de Córdoba despertó en el docente unicordobés Camilo Iguarán Díaz, el interés de experimentar en su tesis doctoral la posibilidad de obtener paquetes tecnológicos de fertilización  para mejorar la producción del frijol Caupí, variedad Missouri, además de mejorar la calidad nutricional de esta leguminosa, mejorada genéticamente por esta alma mater a partir de una herencia académica e investigativa del profesor e investigador Hermes Aramendis Tatis, pensionado de la Facultad de Ciencias Agrícolas de esta institución.

Un primer objetivo lo desarrolló el investigador Iguarán Díaz en parcelas de productores de frijol en los municipios de Cereté y Cotorra en Córdoba, y en Ariguaní, Magdalena, donde se evaluaron las respuestas fisiológicas del frijol caupí a 12 estrategias de fertilización orgánica e inorgánica y un segundo objetivo se desarrolla actualmente en la granja experimental de la Facultad de Ciencias Agrícolas de Unicórdoba, en Montería, donde se evalúa la interacción de tres dosis de fósforo con la aplicación de microorganismos (rizobios y micorrizas)  sobre los parámetros de rendimiento y fisiológicos del cultivo.

“Los resultados obtenidos han mostrado respuestas a los tratamientos de fertilización, sin embargo dado que el fósforo es un nutriente de baja movilidad es necesario buscar estrategias que ayuden a que este sea asimilado por la planta durante su corto ciclo (60 días), ya que lo necesita; la idea, al final de la investigación, es presentar un informe de un paquete tecnológico adecuado para cada una de las zonas donde se han realizado los experimentos”, sostiene el ingeniero agrónomo, tras precisar que su investigación es dirigida por el también docente e investigador unicordobés Carlos Cardona Ayala.

El docente unicordobés Camilo Iguarán Díaz, en su tesis doctoral experimenta la posibilidad de obtener paquetes tecnológicos de fertilización para mejorar la producción del frijol Caupí, variedad Missouri.

La variedad Missouri de frijol caupí o cabecita negra –como se conoce popularmente– es arbustiva, crece erguida, lo que facilita la recolección mecánica y lo protege de enfermedades, distinto a otras variedades rastreras o semipostradas, esta variedad fue introducida por el docente Hermes Araméndis Tatis para optimizar un paquete tecnológico al servicio de la sociedad cordobesa y del país, desde el punto de vista de los máximos rendimientos, el enriquecimiento genético que conlleva a una mejor calidad nutricional y hacerlo atractivo a nivel empresarial.

El profesor Iguarán Díaz es egresado de Ingeniería Agronómica de la Unicórdoba además es magister en Ciencias Ambientales y actualmente es becado por el Alma Mater en su doctorado en Ciencias Agrarias donde cursa séptimo semestre.

Insiste finalmente el unicordobés, en que el frijol caupí sigue siendo una opción para combatir el hambre oculta y la inseguridad alimentaria, por sus propiedades nutricionales y es de bajo costo, no sólo en Córdoba, sino también en las regiones donde así se requiera, además de ser un cultivo ambientalmente amigable, puesto que tiene la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico (entre 20 y 100 kg por hectárea dependiendo de la variedad) en los suelos donde se siembra y puede servir como opción de cultivo de cobertura o cultivo de rotación con otros sistemas productivos.

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