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Bogotá. La producción de alimentos, necesaria para el bienestar de las personas, ha causado el 70% de la pérdida de biodiversidad en tierra firme y el 50% en agua dulce en los últimos 50 años.

Informes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) indican que, en las pasadas dos décadas, la expansión agrícola provocó cerca del 90 % de la deforestación mundial. Esto evidencia la crítica afectación para la naturaleza que ocasiona la paradoja de una producción alimentaria hoy suficiente para dar de comer a toda la población mundial, frente a la realidad de millones de personas que aún padecen hambre y malnutrición.

El desperdicio de alimentos es otro de los factores que agudiza esta crisis. Un asunto que exige intervención prioritaria, como lo establece el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, adoptado por más de 190 países en 2022 y cuyos avances se revisarán en la COP16, que se realizará en Cali desde el próximo 21 de octubre. Entre las 23 metas del Marco, la 16 apunta a promover opciones de consumo sostenibles para reducir el desperdicio y el consumo excesivo. Esto implica reducir la huella del consumo de manera equitativa, entre otras cosas, reduciendo a la mitad el desperdicio mundial de alimentos. En su actualización del Plan de Acción de Biodiversidad 2030 (NBSAP, por su sigla en inglés), Colombia deberá establecer medidas para lograr esta meta, que también está consignada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Y es que solo en nuestro país, por cada tres toneladas de producción de alimentos se pierde o se desperdicia una, según estimaciones del Departamento Nacional de Planeación del 2016. El 62% de estos alimentos son frutas y hortalizas, y el 25% raíces, tubérculos y plátanos, señala FAO. Aun así, el 87 % de los colombianos encuestados por WWF Colombia en 2024 afirmaron que toman las medidas necesarias en su hogar para evitar el desperdicio de alimentos. Entonces, ¿qué sucede?

Solo consumimos las frutas que tienen buen aspecto

En el marco del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, que se conmemora hoy 29 de septiembre, Camila Cammaert, coordinadora de Alimentos y Agricultura de WWF Colombia, señala que existe una brecha importante entre conocimiento, actitudes y acciones en el día a día.

“Según los estudios que hemos realizado, los colombianos en general creemos que el desperdicio es negativo, pero a la vez tenemos actitudes que nos llevan a favorecerlo, como cocinar cantidades abundantes o elegir frutas o verduras con excesiva atención a la apariencia y no a su valor nutricional. Por ejemplo, buscamos siempre la mejor papaya y no llevamos aquella que tiene una pequeña magulladura; esta, posiblemente, termina desperdiciada”, añade.

En el mundo, la mayor parte del desperdicio procede de los hogares, según el más reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep), publicado este año. El reporte demuestra que, a nivel global, los hogares fueron responsables de 631 millones de toneladas, equivalentes al 60%; el sector de proveedores de servicios alimentarios, de 290 millones; y el sector de minoristas, de 131 millones, tomando como referencia el año 2022.

Sin embargo, la comida también se pierde en otros momentos de la cadena. Michela Espinosa, especialista Senior de Alimentación y Lucha contra la Malnutrición de la FAO, dice que enfrentar la pérdida y el desperdicio requiere medidas que van más allá de los hogares y los comercios. “Se necesitan ajustes estructurales en los sistemas agroalimentarios en la producción, mejoras tecnológicas en la postcosecha, el tratamiento, el almacenamiento y la distribución y fomentar la transición hacia la economía circular; pero para lograrlo se necesita la implementación de la Política Nacional para la prevención de la pérdida y el desperdicio de alimentos, y aumentar significativamente la calidad y cantidad de la financiación climática que está disponible”, destaca.

Los efectos del desperdicio de alimentos

Aunque el mundo produce suficientes alimentos para toda la población, el hambre y malnutrición están lejos de erradicarse. La pérdida y el desperdicio de alimentos agravan este problema al reducir la cantidad de alimentos disponibles para el consumo, pero además se ocasionan pérdidas económicas sustanciales que afectan tanto a productores como a consumidores. Y, a la vez, tiene repercusiones frente a las crisis ambientales.

Se estima que los desechos de alimentos en los vertederos representan entre un 8 % y un 10 % del total de emisiones de gases efecto invernadero, contribuyendo a la inestabilidad climática y a los eventos extremos como sequías e inundaciones que afectan los cultivos y conducen a la pérdida de biodiversidad. Los alimentos provenientes de ecosistemas acuáticos también se ven afectados por esta problemática.

¿Qué pueden hacer las personas?

La Encuesta Nacional de Biodiversidad y Cambio Climático de WWF muestra que los colombianos ya realizan parte de las acciones necesarias para reducir el desperdicio. Por ejemplo, el 61% afirma cocinar solo lo que va a consumir y el 51% dice comprar solo lo que necesita y en cantidades adecuadas. Sin embargo, guardar lo que sobra o almacenar los alimentos de la forma adecuada para prolongar su vida útil son medidas que solo realiza el 30% de los colombianos.

“Es importante profundizar en lo que podemos hacer en diferentes momentos. Si estoy en un restaurante, la clave es preguntar muy bien qué ingredientes tiene el plato y pedir siempre lo que sobra para consumir en casa o para compartirlo con alguien. En cambio, si estoy en casa, es importante organizar las compras dejando lo más reciente atrás y lo que lleva más tiempo almacenado adelante”, explica Cammaert.

Impulsar iniciativas dirigidas a todos los actores del sector gastronómico es otra de las estrategias. El Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente de Cali (Dagma) y WWF Colombia realizarán dos talleres, el 9 y 10 de octubre, enfocados en restaurantes, hoteles y servicios de alimentación para compartir experiencias y herramientas sobre cómo reducir el desperdicio durante la COP 16 y convertirlo en una práctica permanente del sector gastronómico.

Adicionalmente, las entidades nacionales y subnacionales que demandan alimentos a través de sus programas también pueden diseñar acciones innovadoras que prevengan y monitoreen la pérdida y el desperdicio de alimentos. Tal es el caso del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), que, junto con la FAO, desde el 2020, ha diseñado e implementado el Modelo de medición y prevención del desperdicio de alimentos en más de 10 departamentos del país. Otro referente es la Unidad Administrativa Especial de Alimentación Escolar – Alimentos para Aprender (Uapa) que también, con la FAO, diseña la Estrategia de Economía Circular aplicable al Programa de Alimentación Escolar (PAE) que, entre otros, incluye el componente de prevención de la pérdida y el desperdicio de alimentos. De la misma manera, el Dane avanza con la medición de las pérdida de alimentos del país mediante la orientación técnica de la FAO, incorporando módulos específicos en instrumentos como la Encuesta Nacional Agropecuaria y la Encuesta Anual de Comercio.

Datos clave

  • La prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave para 2023 en los hogares fue de 26,1 % (14 millones 605 mil personas) y el 4,8 % de los hogares se encuentra en inseguridad alimentaria grave (2,6 millones de personas) según información de la Encuesta de Calidad de Vida (Dane, 2024).
  • Las principales acciones que realizan los colombianos para proteger la biodiversidad, desde la alimentación son: no desperdiciar (55%), comprar productos en cosecha (45%), comer variado (34%).
  • En promedio, a nivel global, cada persona desperdicia 79 kg de comida al año. (Unep, 2024)
  • Se estima que un 13 % de los alimentos —el equivalente a 931 millones de toneladas o 120 kilogramos (kg) per cápita— se perdieron en 2021 en la cadena de suministro entre el momento posterior a su recolección y el de su llegada a las estanterías (FAO, 2023).
  • La pérdida y el desperdicio de alimentos generan entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), casi cinco veces las emisiones totales del sector de la aviación. (Unep, 2024)
  • La superficie total de tierra utilizada para producir alimentos que se perdió o desperdició en granjas a nivel global equivale a unos 4,4 millones de km², un área más grande que el subcontinente indio. (WWF – Tesco, 2021)

 

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