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Redacción. El cambio climático y las acciones de los gobiernos a nivel global para contrarrestarlo cobra fuerza en este mes de octubre ya que, en nuestro país, específicamente en Cali, se realiza la COP16, evento político y ambiental que se desarrollará entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre de 2024.

A propósito de esta temática, retomamos un texto de la Federación Nacional de Biocombustibles (Fedecombustibles) sobre el cambio climático y el papel que juegan los biocombustibles como el biodiésel de aceite de palma y el bioetanol de caña de azúcar.

El cambio climático avanza a un ritmo alarmante, y sus efectos sobre la biodiversidad y los ecosistemas son cada vez más visibles y devastadores. Según el Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la probabilidad de ocurrencia de cambios abruptos e irreversibles en el sistema climático global aumenta con el incremento de las temperaturas. Estos cambios, conocidos como ‘‘puntos de inflexión climáticos’’, amenazan con desencadenar transformaciones profundas y permanentes en el planeta, afectando ecosistemas clave como los bosques tropicales, los arrecifes de coral.

El riesgo de extinción masiva de especies y la degradación de hábitats fundamentales crece exponencialmente conforme las temperaturas globales continúan en ascenso. Ecosistemas frágiles, como los arrecifes de coral, podrían sufrir daños irreparables incluso con un incremento de 1.5°C, mientras que los bosques tropicales, esenciales para la captura de carbono y la regulación del clima, corren el riesgo de una degradación irreversible si el calentamiento global supera los 2°C. Esta pérdida de biodiversidad no solo afectaría los ecosistemas locales, sino también los servicios ecosistémicos que sostienen la vida en el planeta.

Biocombustibles, solución para mitigación del cambio climático

En este contexto, los biocombustibles como el biodiésel de aceite de palma y el bioetanol de caña de azúcar, se posicionan como una solución clave dentro de las estrategias de mitigación del cambio climático, particularmente en el sector transporte.

Estos biocombustibles ofrecen una alternativa más sostenible a los combustibles fósiles, contribuyendo a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. El biodiésel y el bioetanol pueden disminuir la dependencia de los combustibles tradicionales, proporcionando una fuente de energía renovable que nace en los campos colombianos.

Comparados con los combustibles fósiles, los biocombustibles tienen una huella de carbono significativamente menor. Por ejemplo, un galón de bioetanol reduce 7,4 kg de CO2 en comparación con la gasolina, lo que representa una reducción del 74% en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). De manera similar, un galón de biodiésel reduce 10 kg de CO2 en comparación con el diésel, lo que equivale a una reducción del 83% en las emisiones de GEI. Estas diferencias subrayan el potencial de los biocombustibles para contribuir significativamente a la mitigación del cambio climático, al ofrecer una alternativa sostenible en comparación con los combustibles fósiles convencionales.

En este contexto, Colombia se encuentra en una posición privilegiada para liderar la iniciativa hacia la descarbonización del transporte, aprovechando su experiencia en la producción de biocombustibles y su compromiso con la reducción de emisiones y la protección de la biodiversidad. Por ende, se enfatiza que el biodiésel y el bioetanol deben considerarse una prioridad en las acciones destinadas a combatir el cambio climático, reconociendo su papel crucial en la transición hacia una economía más sostenible y baja en carbono.

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