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Cali, Valle del Cauca. A medida que la población mundial continúa creciendo, la necesidad de fuentes de proteínas se vuelve cada vez más importante. El pollo es una opción de proteína vital que es ampliamente aceptada en todo el mundo. Y es que, según Fenavi, en Colombia la producción de pollo tuvo un crecimiento de 7,3% en el 2022, lo cual representa un volumen de producción de 1,8 millones de toneladas al año y en promedio cada habitante consumió 36,3 kilos de esta proteína durante este periodo. Por ello, garantizar la seguridad alimentaria es de suma importancia. Es imperativo garantizar que los productos avícolas sean seguros para comer y estén libres de patógenos y contaminantes nocivos.

“Para garantizar la inocuidad en la producción de pollo, es esencial no solo implementar medidas adecuadas, sino también asegurarnos de que las comunidades estén empoderadas con conocimientos sólidos en bioseguridad, de esta manera llegarán a la mesa de millones de colombianos, proteínas que han sido tratados de manera no solo segura sino también sostenible”, afirma José Alejandro Fonseca, director Agricultura Colombia en Cargill.

Pensando en esto y en su esfuerzo continuo por promover la seguridad alimentaria, la calidad de los productos y el desarrollo comunitario, Cargill y su marca Pollos Bucanero, presentan de la mano de Centro Tecnológico de Entrenamiento y Capacitación (Cetec) un innovador programa que capacita a familias campesinas en el manejo de la bioseguridad en la producción de proteína animal. Reconociendo así, la importancia de fomentar buenas prácticas de producción desde la raíz, marcando una diferencia única en el panorama del sector privado.

Formación integral en bioseguridad

En el programa de capacitación que abarca aspectos fundamentales de la bioseguridad en la producción de proteína animal, se llevan a cabo anualmente jornadas de capacitación en Procedimientos Operativos Estandarizados (Poes), un requisito para obtener y conservar la certificación ICA como Granja Avícola Biosegura. Las capacitaciones abarcan temas cruciales, como el protocolo de ingreso de personas y vehículos a las granjas, el correcto manejo de la sanitización del abono generado o pollinaza para su retiro sin riesgos sanitarios; la limpieza y desinfección de todo el predio y los equipos utilizados, para generar un espacio inocuo y libre de enfermedades donde se pueda alojar una nueva parvada; el procedimiento de alistamiento, así como también, la disposición de residuos entendiéndose como la separación entre aprovechables y  peligrosos, y por último, el control integrado de plagas.

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