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Por Óscar Meléndres

Redacción. Más de cien billones de pesos ha anunciado el presidente de Colombia Gustavo Petro, para invertir en los territorios del país. Comienza entonces una vigencia fiscal en la que los gobernantes regionales tienen una enorme oportunidad para atraer recursos que permitan impactar de manera positiva en los diferentes sectores sociales de sus comunidades.

Llegamos a un momento en el que, como los billaristas, se puede pensar en jugar a tres bandas, o como dicen los estadistas es un momento propicio para que de manera tripartita se trabaje de manera articulada en la búsqueda de soluciones a problemáticas que requieren la intervención del gobierno nacional.

El primer elemento de la mencionada triada es la sociedad civil, es el pueblo, que debe atender el llamado que en los próximos días comenzarán a hacer los alcaldes recién posesionados para que la ciudadanía participe en las mesas de construcción de los Planes de Desarrollo. Dicha participación es de sustancial importancia dado que es la participación ciudadana y sus diferentes organizaciones sociales las que legitiman esa carta de navegación que orientará el accionar de los gobiernos locales durante los próximos cuatro años.

El segundo elemento es el gobierno local, el cual debe ser hábil al momento de orientar la formulación del documento final. Los alcaldes municipales y sus equipos de gobierno deben ser hábiles porque deben recoger las visiones que plantean los ciudadanos frente a posibles soluciones a las problemáticas que enfrentan y el resultado de ese ejercicio debe ser un documento que contenga las propuestas del programa de gobierno que planteó en campaña y las alternativas que propone la ciudadanía en las mesas de trabajo y para que ello pueda comenzar a vislumbrar la posibilidad de inversión de los órdenes departamental y nacional, el documento debe quedar articulado con los planes de desarrollo del departamento y de la nación.

Por último, el tercer protagonista es el gobierno nacional, este ente ha colocado unos hilos muy marcados para que los territorios se guíen a la hora de enfocar sus planes de desarrollo. Colombia potencia mundial de la vida a partir del medio ambiente, energías limpias, el componente agrario, la salud, el turismo, el agua, las vías terciarias, la educación, la conectividad, la cultura y el deporte formativo, entre otros. Todo esto debe conducir a la preservación de la vida, al disfrute del tiempo libre y a la Paz total.

Se simplifica el ejercicio si tenemos la visión real de las bondades que existen en nuestros territorios. Hoy, como nunca, un presidente de la República está diciendo a los alcaldes que existen los recursos para impulsar el desarrollo a partir de proyectos ambiciosos que apunten a reducir las brechas de desigualdad con las que han convivido los territorios de la Colombia profunda.

Se pudiera pensar que es demagogia a partir de un discurso que no va más allá de la simple expectativa, pero los resultados de la economía interna del país, véase la inflación con la que terminó el 2023, en un solo dígito, hecho que no ocurría hace cinco años, además la reducción en el precio del dólar en más de mil pesos. Mírese otro ejemplo en la puesta en marcha de amplios tramos de la vía férrea por la que ya están transitando toneladas de carga y por mencionar un ejemplo más revisemos la reducción en los costos de los agroquímicos como la urea.

El alcalde y su gobierno orientan la formulación del Plan de Desarrollo, el pueblo lo legitima con su participación y el gobierno nacional lo interviene con financiación. Este es el orden lógico que se debe seguir para que al finalizar este periodo los alcaldes que recién se posesionan puedan decirle a sus comunidades que cumplieron la tarea.

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