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Bogotá. Según información entregada por el Dane, en el primer trimestre de 2025pr, el PIB en su serie original crece 2,7% respecto al mismo periodo del año anterior.

La actividad económica que más contribuye al crecimiento anual del primer trimestre de 2025pr es Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas; Transporte y almacenamiento; Alojamiento y servicios de comida que crece 3,9% y contribuye 0,8 puntos porcentuales a la variación anual del valor agregado, en su serie original.

Las otras actividades que contribuyeron al crecimiento del PIB fueron: Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca crece 7,1% (contribuye 0,7 puntos porcentuales a la variación anual).

Actividades artísticas, de entretenimiento y recreación y otras actividades de servicios; Actividades de los hogares individuales en calidad de empleadores; actividades no diferenciadas de los hogares individuales como productores de bienes y servicios para uso propio crece 15,5% (contribuye 0,6 puntos porcentuales a la variación anual).

Las perspectivas de crecimiento económico del país, teniendo en cuenta las cifras dadas a conocer por el Dane, son analizadas por Mauricio Hernández-Monsalve, economista de Bbva Research.

Perspectivas de crecimiento económico

Al respecto afirma:  En Bbva Research, seguimos esperando que el PIB de 2025 se ubique alrededor de un crecimiento del 2,5%. Esta proyección se basa en el comportamiento reciente de la demanda interna y en los fundamentos macroeconómicos actuales. El consumo privado continuará siendo el principal motor del crecimiento, con una expansión más fuerte en bienes, como se ha visto en el primer trimestre, y una recuperación progresiva en servicios. Se prevé que el Banco de la República mantenga su ciclo de reducción de tasas de interés a lo largo del año, lo que en principio debería favorecer las decisiones de consumo e inversión. Sin embargo, la incertidumbre fiscal ha generado presiones al alza sobre los rendimientos de los TES, lo que podría limitar el traspaso efectivo de la política monetaria a los costos de financiamiento para hogares y empresas.

Mauricio Hernández-Monsalve, economista de Bbva Research.

El entorno macroeconómico continuará ofreciendo cierto respaldo al consumo, aunque con restricciones. La inflación seguirá una trayectoria descendente, pero su ritmo de reducción se ha moderado, lo que implica que las mejoras en el poder adquisitivo vía precios serán más graduales en lo que resta del año. En este contexto, el fortalecimiento del ingreso real dependerá cada vez más del comportamiento del mercado laboral, tanto en la creación de empleo como en la dinámica salarial. Si bien estos factores han sostenido el dinamismo del gasto de los hogares, recientemente se ha observado un deterioro gradual en la calidad del empleo, con un aumento en la participación de la informalidad.

Se espera que los sectores relacionados con bienes mantengan su recuperación, en línea con el patrón actual del consumo. La demanda por productos continúa impulsando tanto la industria como el comercio, especialmente en bienes durables y semidurables, que han mostrado tasas de crecimiento destacadas. Por su parte, los servicios seguirían ganando dinamismo de forma gradual, acompañando la mejora general de la actividad económica. Se prevé que rubros como entretenimiento, transporte, alojamiento y actividades culturales continúen fortaleciendo su recuperación, tras haber mostrado avances importantes en el primer trimestre.

Inversión deberá dinamizarse

Las expectativas de inversión se mantienen optimistas, aunque sujetas a algunas condiciones del entorno. Las manufacturas operaron en el primer trimestre con niveles elevados de uso de capacidad instalada y sus ventas superaron el crecimiento de la producción, lo que sugiere una presión creciente por ampliar la capacidad productiva. Este entorno es coherente con el fuerte crecimiento observado en la inversión en maquinaria y equipo (+12,5%). Sin embargo, otras ramas de la inversión, como la construcción, siguen rezagadas. La decisión final de invertir dependerá no solo de la evolución de la demanda, sino también de la confianza empresarial y de la percepción sobre la estabilidad regulatoria y política.

En este escenario, la inversión debería comenzar a mostrar mayor dinamismo, mientras que las exportaciones enfrentarían un entorno externo menos favorable. La incertidumbre global sobre el comercio, sumada a factores logísticos en mercados clave, limitaría el crecimiento del sector exportador. En contraste, la demanda interna —particularmente el consumo— seguiría creciendo por encima del PIB, lo que implicaría un buen desempeño de las importaciones, como ya ocurrió en el primer trimestre.

Los riesgos geopolíticos siguen siendo un factor relevante de incertidumbre económica. Las decisiones arancelarias de Estados Unidos —especialmente frente a sus principales socios comerciales— y el punto final que alcancen estas medidas tendrán efectos importantes sobre el comercio global. A esto se suman las eventuales respuestas de otros países, que podrían alterar las cadenas de valor, impactar los precios internacionales y afectar el crecimiento global. La dirección que tomen estas dinámicas aún es incierta, pero su impacto podría incidir directamente sobre la demanda externa de bienes y servicios colombianos en los próximos trimestres.

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