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ExSecretario de Cultura de Buenavista. Gestor cultural.

Por Óscar Emilio Melendres Garcés.
Una verdadera amalgama de colores, olores y sabores desfiló en el Centro de Integración Ciudadana ubicado en el barrio San José de Buenavista.

La realización del Mercado Campesino Buenavistero permitió que este escenario se convirtiera por un día en una verdadera plaza de mercado en la que productores de distintos corregimientos y veredas expusieron y comercializaron los productos fruto de su trabajo.
Bastante satisfactorio encontrar representación de la gran mayoría de comunidades de la zona rural en una vitrina que aglutinó un alto porcentaje de la diversidad productiva que tenemos en nuestro territorio.
El Mercado Campesino Buenavistero es uno de esos espacios que ineludiblemente nos tiene que llevar a pensar en la cimentación de procesos que fortalezcan la interrelación comercial entre el productor y el consumidor final.

Este ejercicio se pudo apreciar durante la jornada de ayer; una jornada en la que la compra – venta directa y sin intermediarios equilibró en justas proporciones el precio de cada uno de los precios de los productos que ingresó al recinto.

Quiero pensar que el Mercado Campesino Buenavistero es una de esas actividades que llegan para quedarse, que logran adquirir un espacio propio y que se nutre cada vez más. Esta tiene su razón de ser en esencia y en su espíritu.

Acciones conjuntas entre diferentes entidades y organizaciones dejan como resultado la realización de una actividad que es benéfica en doble vía. El reporte por parte de los productores que comercializaron es altamente positivo y por el lado de los compradores existe la satisfacción de haber adquirido productos frescos, de excelente calidad y a mejores precios que en cualquier otro lugar.

No es descabellado pensar en la generación de espacios que contribuyan de buena manera a la oferta permanente de los productos de nuestra tierra. La realización del Mercado Campesino Buenavistero nos lleva a contemplar la existencia de necesidades reales como la construcción de una plaza de mercado o un centro de acopio que reciba toda esta variedad de productos que se dan en el territorio.

Es importante pensar también en la necesidad de establecer alianzas comerciales con cadenas de gran superficie en procura de alcanzar una comercialización con precios justos que garantice los dividendos que el campesino merece como resultado de su trabajo y esfuerzo permanente en procura de hacer parir la tierra.

Porcicultura, avicultura, ganadería, piscicultura y agricultura entre otras actividades nos hacen visibles ante el mundo. Nos dan la posibilidad de ser una gran despensa para la canasta familiar. Se hace necesario ampliar el espectro en la búsqueda de mejores condiciones para nuestra población rural y productora. En este sentido hay que aunar los esfuerzos entre distintos estamentos y gremios de la sociedad para superar las múltiples dificultades a las que diariamente se ven sometidos nuestros paisanos de las veredas y de los corregimientos.

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