La revolución del arándano en Colombia, un compromiso con la sostenibilidad y la innovación

Bogotá. En los últimos años, la producción de planta de arándanos en Colombia ha experimentado un crecimiento exponencial, convirtiéndose en uno de los sectores más prometedores de la agricultura nacional. Más del 40% de los campos de arándanos del mundo están irrigados con productos de Netafim.  Este crecimiento no solo está impulsado por la alta demanda global de arándanos, sino también por el compromiso de los agricultores colombianos con prácticas sostenibles y la implementación de tecnologías innovadoras.

El arándano es reconocido no solo por su sabor delicioso y versatilidad en la cocina, sino también por sus beneficios nutricionales. Rico en antioxidantes, vitaminas y minerales, el arándano se ha convertido en un superalimento que contribuye a una dieta saludable y equilibrada.

Además de sus ventajas nutricionales, la producción de arándanos ofrece importantes beneficios económicos a los agricultores colombianos, generando empleo y fomentando el desarrollo rural. La creciente demanda internacional ha creado oportunidades significativas para la exportación y ha elevado el perfil de Colombia en el mercado global.

Compromiso con el medio ambiente

Netafim, empresa líder en soluciones de riego, sistemas de fertilización, sistema de riego y gestión agrícola, está a la vanguardia en la promoción de prácticas sostenibles en el cultivo de arándanos. Con sus sistemas avanzados de monitoreo, control y análisis permiten a los agricultores optimizar el uso de recursos, reducir el desperdicio de agua y minimizar el impacto ambiental.

Algunos de los compromisos incluyen:

Uso eficiente del agua: Con tecnologías de riego de precisión aseguran que cada gota de agua se utilice de manera eficiente, reduciendo el consumo y evitando la sobreexplotación de los recursos hídricos.

Mejora del suelo: A través del monitoreo continuo, ayudan a los agricultores a mantener la salud del suelo, promoviendo prácticas que preservan la fertilidad y reducen la necesidad de fertilizantes químicos.

Reducción de la huella de carbono: La implementación de tecnologías eficientes en el riego y la gestión agrícola contribuye a una menor huella de carbono, alineándose con los objetivos globales de sostenibilidad.