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Cali, Valle del Cauca. En Colombia, como en muchas partes del mundo, la mujer se enfrenta con varias dificultades cuando de emprender se trata: poco acceso a créditos de financiación para sus proyectos, falta de educación financiera y una brecha laboral en la cual, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) la tasa de ocupación para el último trimestre del 2022 fue de 69,6% para hombres y 44,4% para las mujeres.

“Resulta fundamental recordar la importancia del esfuerzo que hacen las mujeres al luchar por reivindicar sus derechos, en especial, aquellos relacionados con el ámbito laboral, salarial y de acceso equitativo a oportunidades”, afirmó Javier Brenes, director ejecutivo Cargill Proteína en Colombia.

El emprendimiento se ha convertido en una herramienta para que las mujeres reduzcan la brecha de género y la brecha salarial. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la mujer emprendedora contribuye con su esfuerzo a lograr una sociedad más igualitaria y justa que erradica la violencia de género, debido a que la dependencia económica es una de las principales variables de esta situación; así, al trabajar por su independencia laboral, las mujeres toman un rol de empoderamiento en el ámbito económico que, a su vez, impacta todos los demás.

Luego de unos años de pandemia por Covid-19, el emprendimiento en Colombia ha aumentado considerablemente. Según Confecámaras, para 2022, se crearon más de 310.000 empresas en el país, de las cuales el 62,5% fueron lideradas por mujeres, principalmente, en las industrias manufacturera, de comercio y servicios de alimentos. Esta cifra revela que las mujeres en Colombia avanzan con pasos importantes hacia la equidad de género y se consolidan como emprendedoras.

Mujeres rurales en la agroindustria

El sector agrícola se ha consolidado históricamente como una industria caracterizada por el dominio de la fuerza laboral masculina. De acuerdo con el Dane, la participación femenina en esta industria durante 2020 fue de 29,2%, una cifra baja en comparación con el sector floricultor (64%) y el ganadero (42,9%). Una parte representativa de la fuerza laboral perteneciente a este sector corresponde a habitantes de poblaciones rurales, los y las cuales, mediante sus laborales contribuyen al funcionamiento del sistema alimentario en Colombia.

En el informe titulado: “situación de las mujeres rurales en Colombia” realizado por el Dane y el Ministerio de Agricultura, se compartió que para el año 2021, el 23,8% de la población del país se ubica en zonas rurales de Colombia, es decir, 12.150.647 personas; de las cuales, el 48,2% son del género femenino. Las mujeres rurales se enfrentan a diferentes contextos como las oportunidades limitadas de acceso a la educación y al trabajo, de hecho, solo el 29,6% de las mujeres rurales en Colombia hacían parte de la fuerza laboral. Sin duda alguna, las mujeres emprendedoras en zonas rurales merecen un reconocimiento y visibilización de los proyectos que realizan para mejorar sus condiciones de vida.

Cargill, comprometida con su propósito de ser un buen vecino y aliado en el desarrollo económico y social de las comunidades en donde opera, bajos los pilares de la diversidad y equidad, ha desarrollado proyectos de generación de ingresos con mujeres rurales de Colombia, para apoyar sus iniciativas de emprendimiento agrícola, las cuales, son ejemplo de la determinación, perseverancia y liderazgo de cada una de estas mujeres.

Gloria Cifuentes es una emprendedora de Villagorgona en el Valle del Cauca, quien participó en el programa de generación de ingresos liderado por Cargill y la Fundación Carvajal en este territorio. El objetivo del programa: “patios productivos”, era conectar a los habitantes de esta zona con su tradición agrícola mediante capacitaciones y apoyo técnico para convertir los patios de su casa en huertas productivas.

De esta manera, Gloria junto con otras emprendedoras crearon el proyecto “Mi Patio Ecosaludable” en el cual cultivan sus propios productos como el achiote y las plantas aromáticas, para previamente venderlos en los mercados campesinos y así, generar ingresos para sus familias. A la fecha, el proyecto cuenta con 50 patios productivos en la zona y 70 huertas comunitarias donde las emprendedoras y sus familias se han convertido en productoras y comercializadoras de sus productos.

“Con las capacitaciones recibidas no solo pude poner en marcha mi proyecto, sino que, además, he aprendido a realizar un manejo eficiente del dinero que me ha permitido ahorrar e invertir para darle continuidad a la comercialización de mis productos. En este momento mi objetivo es seguir creciendo y generar alianzas con otras emprendedoras de patios productivos para aumentar el volumen de producción y generar empleo a más mujeres para que ellas al igual que yo, también se sientan capaces de transformar”, expresó Gloria Cifuentes.

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