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Montería, Córdoba. La propuesta de la Universidad de Córdoba al Gobierno Nacional es que se produzca la bienestarina a partir del fríjol caupí, (Caupicor 50 y Caupicor 55), variedades enriquecidas con hierro y zinc, lo que aportaría un alto valor nutricional a los pequeños beneficiados con las diferentes modalidades de atención a primera infancia.

Pero adicional a ello habría que agregar, que con la siembra de este cultivo no solo se beneficiaría la nutrición de los niños, sino que también se le estaría dando la mano al suelo del Caribe ya que este cultivo -de acuerdo con los resultados del trabajo que ha hecho Cooperación Alemana con productores de maíz en Córdoba y Sucre, al rotarlo con la siembra de fríjol caupí este fija mayor nitrógeno en el suelo-. Usando el argot popular podríamos decir que se ‘matan dos pájaros de un solo tiro’.

Propuesta de Unicor

Caupicor 50 y Caupicor 55 han sido mejoradas genéticamente en laboratorios del alma mater, lugar de desarrollo Montería, bajo la dirección del docente y científico Hermes Aramendiz Tatis, clasificado investigador emérito por Minciencias. El Caupicor 50 y Caupicor 55 se han multiplicado en el Caribe colombiano, en parcelas demostrativas en los departamentos de Córdoba y Magdalena.

La mente científica detrás del mejorado fríjol caupí en sus variedades Caupicor 50 y 55, es el científico Hermes Aramendiz Tatis.

El autor de este mejoramiento genético e investigador principal del proyecto profesor Hermes Aramendiz Tatis, explica que el trabajo se ha hecho desde el laboratorio de fitomejoramiento y permitió enriquecer con minerales esenciales para la vida la variedad Caupicor, que recibe ese nombre precisamente en homenaje a la Unicórdoba y sus años de funcionamiento.

El Caupicor 50 contiene 58 miligramos más de hierro y 50 miligramos más de Zinc por kilo, y por otro lado ofrece un rendimiento de hasta 1.500 kilos por hectárea. Entre tanto el Caupicor 55 ofrece contenido en hierro cercano a los 60 miligramos y en zinc cercanos el 40 % por kilo, con un rendimiento de hasta 1.500 kilos por hectárea. Las ventajas comparativas son notables al enfrentarlas con variedades tradicionales.

“En carta enviada al presidente, Gustavo Petro, le sugerimos que considerara en la estructuración de la bienestarina este frijol Caupí, porque, además de ser un elemento propio de la región, se produce en los siete departamentos del Caribe, está enriquecido nutricionalmente y es mucho más económico producirlo aquí en el país, que traer trigo o maíz de otros países, por ejemplo, del Cono Sur, Estados Unidos o Canadá. Así, de esa manera, apoyamos además la agricultura. El Caupicor es una gran ventaja porque tiene mejor nutrición para el consumidor y al mismo tiempo un mayor rendimiento para el agricultor”, explica el científico unicordobés Hermes Aramendiz Tatis.

“Los resultados de este proyecto tienen influencia para toda la costa Atlántica porque trabajamos en diferentes frentes en el sistema de producción; mejoramiento genético, malezas, fitopatología, entomología, cosecha, épocas de siembra, fertilización, y manejo sostenible del cultivo, para que los agricultores sean mucho más competitivos y se beneficien de un paquete tecnológico más económico, al tiempo que crezcan las áreas de producción y poder exportar”, explica el profesor Aramendiz Tatis.

Otro ingrediente que propone la Universidad de Córdoba para la nueva bienestarina es el arroz biofortificado con Zinc.

Recordó el científico que otro de los grandes ingredientes para la bienestarina colombiana podría ser el arroz biofortificado con Zinc, cuya primera variedad con ese valor nutricional obtuvo el país recientemente con participación científica de la Universidad de Córdoba y que se convirtió en la segunda con esa característica para Latinoamérica. Esto se hizo en consorcio con otras entidades que trabajan en pro de la seguridad alimentaria para la nación.

El rector de la Universidad de Córdoba, Jairo Torres Oviedo, dijo que en esta institución existe precisamente un potencial que está en sintonía con lo que el Gobierno ha planteado en materia de seguridad alimentaria, en el marco del proyecto del Plan de Desarrollo, aportes que además pueden hacerse desde el conjunto de universidades públicas.

“Es decir, existe una oportunidad inmensa para que ese plan de desarrollo impacte, para que se operativice y para que genere los fines y propósitos con los cuales ha sido pensado y construido y allí sin lugar a dudas las universidades públicas son un aliado estratégico”, precisó Torres Oviedo.

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