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Bogotá. Para hablar de asesinos silenciosos que afectan la salud de las personas y que impactan negativamente en el medio ambiente, tendríamos que hacer una lista muy amplia y quizás mencionar la incineración de residuos, el plástico, la basura, entre otros. Sin embargo, hay otro que es menos visible, pero igualmente peligroso y al que pocos le han prestado atención, se trata del ‘silicato cálcico magnésico’, más conocido como asbesto.

Esta fue la lucha liderada por Ana Cecilia Niño, una habitante del barrio Pablo Neruda, de Sibaté (Cundinamarca), que durante 17 años convivió con el Asbesto, un enemigo silencioso que no solo le dio el impulso para demandar al Estado para que prohibiera su uso, sino que, le causó la muerte hace 6 años. Fue entonces, en 2021, luego de una incansable lucha de su esposo Daniel José Pineda, que se logró que la ley Ana Cecilia Niño, fuera sancionada, sabiendo y entendiendo que la solución para la prohibición del asbesto tendría que ir más allá de sancionar la ley.

Inconsistencias que matan

Y es que por más de que ya exista la ley y a ello se haya sumado el trabajo de distintas ONGs, fundaciones, personas del común, académicos, médicos, entre otros, aún no es suficiente pues hace falta un trabajo más riguroso de seguimiento y veeduría. “Es clave revisar si realmente se esté prohibiendo la comercialización, importación y exportación del asbesto; explicar por qué no se otorgan las licencias correspondientes de explotación, validar que efectivamente se haya conformado la Comisión Nacional para la Sustitución del asbesto y que se le esté dando cumplimiento al Plan de Adaptación Laboral para las personas que trabajaban en esta industria”, manifiesta Tatiana Céspedes, coordinadora de Campañas para Greenpeace Colombia.

Y es que anteriormente, se contaba con espacios de discusión que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible convocaba, sin embargo, hoy están parados sin explicación alguna, dejando en el limbo temas tan críticos como la Política Pública frente al asbesto instalado y la clasificación de los residuos del mismo. “Lo que deja en evidencia que seguimos sin una regulación eficiente y clara para eliminar por completo este material microscópico que viaja rápidamente en el aire y que sigue causando graves problemas de salud a la comunidad”, agrega la ejecutiva de Greenpeace.

El asbesto es un mineral compuesto que encontramos principalmente en la fabricación de diferentes productos como tejas, baldosas, papel, materias textiles termo resistentes, envases, paquetería, revestimiento, pinturas, entre otros, y que le puede causar la muerte a las personas que han estado expuestas a la inhalación de sus partículas, así como, dificultad para respirar, cáncer del pulmón, o mesotelioma una clase de cáncer que afecta a la membrana que recubre los pulmones. Entre el 70 y 80% de pacientes diagnosticados son producto de años de exposición al asbesto o amianto.

Por lo que, “hoy una vez más, hacemos un fuerte llamado para que tanto la vicepresidencia de la República, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible retomen las discusiones con la sociedad civil y la academia en los temas relacionados con la implementación de la prohibición del asbesto, de tal forma que se convierta en una prioridad dentro de las políticas públicas”, comenta Tatiana Céspedes.

Mientras tanto, desde la ONG Greenpeace continúan haciendo un homenaje a las víctimas de este mineral y a la lucha incansable de sus familiares, así como representando a las más de 200 mil personas que participaron con voluntad, insistencia, compromiso y empoderamiento para la declaración de esta ley.

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