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Redacción. “No hay una frase peor que ‘Ponte serio’. ¡Lo digo en serio!”, comenta Jairo Pinilla, director ejecutivo de Performia Colombia.

Crecer es demasiado a menudo un proceso en el que a un niño se le enseña a dejar de jugar, y a ponerse serio. Y si un adulto no es serio, se le dice “¡Madura!”. Todo acerca de la vida adulta gira demasiado alrededor de la “madurez” y la seriedad, y los impuestos y las deudas y los recibos.

El trabajo hay que tomárselo en serio. El dinero hay que tomárselo en serio. Las relaciones de familia son cosa seria. ¡De hecho, la vida es cosa seria! Divertirse es para niños, así que más te vale aprender a dejar de divertirte y a tomarte las cosas en serio…

Muchas personas tienen este tipo de ideas. Muy a menudo no nacen con ellas, sino que sus padres, sus tíos, compañeros, jefes o profesores se las inculcan, ya que eso fue lo que les enseñaron sus padres a ellos. Los niños crecen con los adultos a su alrededor aplastando su actitud “juvenil” de jugar y divertirse.

Pero piénsalo bien… ¿Cuál es el sentido de hacer eso?

“Hay ciertos aspectos de la “madurez” que son muy válidos y necesarios. La capacidad y disposición de enfrentarse a situaciones y cosas incómodas y superarlas, la fuerza que se necesita para hacerlo, y la empatía suficiente para entender a las personas a nuestro alrededor usualmente se desarrollan a medida que crecemos, y son una parte de volverse adultos… Pero la idea de que la madurez tiene que ver con la seriedad está completamente descarrilada”, agregó Pinilla.

La seriedad no tiene nada que ver con la responsabilidad, o la madurez, o la productividad, o la inteligencia, o el valor de un individuo para la sociedad y para las personas a su alrededor. La seriedad es un estado emocional esencialmente inferior a la alegría o el entusiasmo, y contrario a lo que muchos creen, un buen estado emocional potencia todas las cosas que mencionamos antes, no las reduce.

Hay algo que sí suele suceder, y es que una persona utiliza un estado de entusiasmo para enmascarar o ignorar sus problemas. Si esta es la alternativa a estar serio y encarar los problemas como se debe, puede que estar serio sea más conveniente… Pero lo ideal sería aprender a encarar los problemas con buena emoción, y verlos como un juego. Un juego intenso y con riesgos, pero un juego, a fin de cuentas. Muy a menudo los partidos de fútbol igualados los gana el equipo con la mejor moral. Y muy a menudo el juego de la vida lo gana el jugador que más lo disfruta.

“Seguramente las personas más felices que conozcas sean las que con más emoción se toman la vida. Y seguramente, a ellas es a las que la vida les parece sonreír más. Así que, si las demás cosas no te convencieron, al menos intenta tomarte las cosas con más emoción para disfrutar más tu estadía en este planeta. Y no te digo que hagas cosas irresponsables o inmorales. Simplemente puedes seguir viviendo tu vida, consciente de que la seriedad no es un atributo tan positivo como pensabas, y puede que las cosas comiencen a cambiar poco a poco”, concluyó Jairo Pinilla, director ejecutivo de Performia Colombia.

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