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Redacción. Los motivos para conservar un empleo hoy en día van mucho más allá de la simple estabilidad. Existe una creciente necesidad de sentirse conectado con el trabajo, alineado con los propios valores y contar con oportunidades de aprendizaje y desarrollo constante. Cuando esto no ocurre, aunque se conserve el empleo, se pierde el sentido del trabajo.

En Colombia se ha visto este fenómeno. Los niveles de rotación en los últimos años han sido una constante. Solo el año pasado, la rotación en el país osciló entre el 10% y 15%, y un 66,2% de esta se dio entre trabajadores de 13 a los 30 años (según cifras de Page Group y la Federación Colombiana de Gestión Humana).

Renunciar parece inevitable. Sin embargo, también es posible reinventarse profesionalmente sin dejar el empleo, evitando así decisiones drásticas o traumáticas. Así lo explica Claudia Chianese, profesora de EAE Business School, perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades, coach ejecutiva y experta en desarrollo de competencias de liderazgo sostenible e inteligencia emocional.

“Cuando las jornadas comienzan a parecer todas iguales, cuando la motivación se diluye y los domingos se vuelven fuente de ansiedad, es momento de hacer una pausa y replantearse el camino”, afirma. “Pero reinventarse no siempre implica renunciar, sino reconectar con el propósito profesional desde el rol actual”.

Señales de que es momento de un cambio interno

El estancamiento profesional suele manifestarse con síntomas apenas perceptibles:  apatía, monotonía, desinterés por tareas que antes resultaban motivadoras. A esto se suma la percepción de que ya no se aprende nada nuevo ni se enfrentan desafíos estimulantes.

Otra señal relevante es el conflicto de valores, según detalla Claudia Chianese de EAE Business School. Cuando la forma en que se lleva a cabo el trabajo ya no se ajusta a las convicciones personales, se genera una desconexión emocional profunda, que puede extenderse fuera del entorno laboral.

“Las emociones fuera del horario laboral dicen mucho”, explica Claudia Chianese. “Si evitamos hablar del trabajo en reuniones sociales, o si los domingos generan malestar, es necesario detenerse y preguntarse: ¿estoy realmente donde quiero estar?”.

Cinco claves para reinventarse desde dentro: una ruta posible

“Una de las creencias más limitantes es pensar que para cambiar de rumbo profesional hay que empezar desde cero. Pero muchas veces el cambio más profundo ocurre cuando redirigimos nuestro potencial desde dentro”, afirma Claudia Chianese.

Aquí algunas recomendaciones prácticas:

  • Identifique lo que le entusiasma y lo que le frustra: Analice qué tareas le agotan y cuáles le estimulan. Esto le permitirá redefinir su mapa profesional, identificar dónde están sus fortalezas y sus áreas de desarrollo, así como las oportunidades reales de crecimiento dentro del propio ecosistema laboral.
  • Fije un objetivo claro: ¿Quiere liderar? ¿Cambiar de área? ¿Aprender una nueva competencia? Comparta sus objetivos con líderes o mentores, ya que muchas veces hay proyectos, formaciones o iniciativas disponibles que solo necesitan que alguien las tome.
  • Asuma nuevos retos: Proponga ideas, uniéndose a proyectos interdepartamentales o colaborando con otras áreas. Esto abre nuevas puertas sin necesidad de cambiar de empresa.
  • Adquiera nuevos conocimientos: Estudiar un máster o un programa especializado puede impulsarlo a nuevos rumbos, fortalecer la autoconfianza, ampliar la red de contactos y acceder a nuevas funciones o liderar cambios internos dentro de la misma organización.
  • Reconozca su trayectoria y su valor: Experiencia, habilidades y reputación son recursos valiosos que deben ser aprovechados. Empezar de cero no siempre es necesario ni recomendable. Aprovechar lo que ya se ha construido puede ser clave para avanzar con más fuerza.

“Reinventarse exige decisión, estrategia, valentía, paciencia y visión”, concluye Claudia Chianese. “En mi experiencia acompañando líderes en procesos de cambio, he comprobado que los mayores saltos no siempre vienen del exterior, sino de un profundo trabajo interior de autoconocimiento, que nos permite reconectar con lo que somos, lo que queremos y lo que podemos aportar al mundo”.

Y termina añadiendo: “La inercia es un gran obstáculo. Quedarse inmóvil por miedo al cambio o esperar que alguien más impulse la transformación solo prolonga el malestar. Hay que moverse con intención, aprender sobre la marcha y aprovechar los recursos que ya se tienen para continuar evolucionando”.

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