Mujer: mayor equilibrio en la asignación de los oficios del hogar y del cuidado, con efectos en el bienestar
Bogotá. A propósito de la reciente celebración del Día Internacional de la Mujer, traemos la reflexión sobre la mujer y el papel que juega en la sociedad, específicamente en lo relacionado con los oficios del hogar que hizo la economista del Bbva Research, María Claudia Llanes Valenzuela.
En el día internacional de la mujer, revisando las cifras laborales de Colombia con mirada de género, el dato que más destaca es que por cada 100 hombres que se dedican a oficios del hogar no remunerados hay 755 mujeres que lo hacen. La cifra revela una realidad y es el amplio desequilibrio en la asignación de las labores del hogar y del cuidado, entre hombres y mujeres, que sobrecarga a las mujeres y que lleva a que muchas de ellas se queden por fuera del mercado laboral o tengan que aceptar trabajos mal remunerados o que no se ajustan a su formación, capacidades y/o gustos.
Las mujeres destinan una parte importante de su tiempo a actividades de trabajo no remunerado, alrededor de 8 horas diarias en promedio, frente a algo más de 3 horas que dedican los hombres. Con esto, el tiempo disponible para trabajar de forma remunerada es mucho menor y menos flexible en términos de horarios en el caso de las mujeres que en el de los hombres.
Recuerdo con tristeza que esta dinámica se evidenció claramente en tiempos de pandemia, cuando al cierre de los colegios y jardines infantiles muchas mujeres, en su papel de cuidadoras, salieron de la fuerza laboral para ocuparse de los niños. Y no solo de los niños sino también de sus adultos mayores o enfermos cercanos por el cierre de los centros de cuidado.
Estas labores de cuidado junto con otras características de la participación de la mujer en el trabajo se evidencian en una brecha de género en participación laboral amplia en Colombia, así, mientras 2 de 4 mujeres participa laboralmente, buscando trabajo o trabajando, 3 de 4 hombres lo hacen.
El bienestar de las personas y de sus hogares depende en gran medida de cómo accedan al mercado laboral y por eso estas cifras son tan relevantes. Por ejemplo, la pobreza en los hogares encabezados por una persona que no está en la fuerza laboral es del 40,2%, frente al 33,3% de aquellos liderados por personas que trabajan. Las labores de cuidado afectan de una manera relevante la aproximación que pueden hacer las mujeres al trabajo afectando negativamente sus ingresos y su bienestar. Así, propiciar un equilibrio en los tiempos de cuidado y labores no remuneradas en las familias permitiría aumentar la participación laboral femenina, su ingreso y su bienestar individual pero también el colectivo, reduciendo la vulnerabilidad de las mujeres y la de sus familias. Esta meta no es fácil porque necesita el consenso sobre su necesidad en la sociedad, para desarraigar creencias y comportamientos muy arraigados culturalmente.











