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Montería, Córdoba. La recomendación de la mamá del mejor amigo de su hijo mayor la trajo a Montería a probar suerte. Y no se equivocó la persona que le dijo que se viniera para la capital cordobesa a probar suerte, después de no haberle ido muy bien en Riohacha.

Aquí no solo encontró que la gente no expresaba xenofobia por ellos, sino también entidades que les mostraron un camino para generar ingresos. La familia de Ángela María Gavidia de González, migrante venezolana, llegó hace cuatro años a Montería. Y hoy cuentan con un emprendimiento para generar ingresos para su familia.

Ángela María por invitación de la Casa de la Mujer estuvo presente en Fogón al Río con su emprendimiento Ebenezer (palabra hebrea que significa Hasta aquí nos trajo Dios) vendiendo los batidos energizantes para el cansancio.

“Nuestra especialidad es el borojó con vitaminas, recargado, como dice la gente acá, pero tratando de quitar la creencia de que solamente es potenciador sexual, sino que es una fruta bien completa y que tiene muchas vitaminas”, explica Ángela María Gavidia a En Nuestro Campo al contar la actividad principal de su emprendimiento.

También ofrecen una bebida originaria de su país, ‘Vuelve a la vida’, con receta venezolana, pero con frutas colombianas. “Es una bebida que es venezolana a base de frutas que lleva fresa, mora, papaya, huevito de cordorniz, leche, es una bebida completamente natural”, cuenta Ángela María.

Venezuela-ÁngelaMaríaGavidia-batido

Otro batido de los que ofrece el emprendimiento de Ángela María Gavidia es la cocada.

Primero con guarapo

Cuando la familia de Ángela María llegó a Montería, traían un carrito de caña, ahí comenzó su emprendimiento comercializando el guarapo de caña, dos años después incorporaron los carritos de borojó y de otras frutas como el zapote del que también hacen batidos.

Las circunstancias que vivía la economía de su país y que a pesar de que tenía su trabajo como licenciada en educación y su esposo trabajaba en una empresa de seguridad el dinero no les alcanzaba para sostenerse, decidieron salir de Venezuela.

“Y después observando el ambiente, nos dimos cuenta que el borojó acá es una bebida bastante aceptada y comenzamos a incluirlo, como también el zapote que a la gente le encanta, y otros batidos de mora y fresa y se prepara como el cliente lo desee”, expresa Ángela María al contar como llegaron a incorporar el borojó dentro de sus batidos.

Capacitaciones

Recuerda Ángela María Gavidia que, aunque siempre le gustó la cocina, nunca pensó que esa iba a ser su fortaleza, desarrollar ese don para sostenerse.

“A raíz de la escuela de mis hijos, estudian en el José María Córdova, empezamos a escuchar charlas para los migrantes venezolanos, tuvimos el apoyo de la señora Sonia, de la señora Ana y por ahí nos fuimos al taller de Prodesal y nos fueron capacitando; en el tiempo de pandemia fue mucha capacitación virtual en aspectos financieros, en la manipulación de alimentos y así fue que comenzamos el emprendimiento”, agrega Gavidia de González.

“Nosotros desde que llegamos a Montería ha sido una bendición, la gente, todas las puertas se nos abrieron”, afirma Ángela María que ya tiene nieta monteriana y manifiesta que, aunque mejoren las condiciones en su país, dentro de sus proyectos no está abandonar esta ciudad.

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