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Bogotá. Aunque las inversiones en sostenibilidad pueden resultar altas en las primeras etapas para las empresas colombianas, a largo plazo puede dejar unos réditos y un posicionamiento alto para Colombia en el exterior. Este es uno de los temas que Analdex pondrá sobre la mesa, en la versión 14 de la COP 16, que se llevará a cabo entre el 21 de octubre y 1 de noviembre del presente año en Cali, Colombia.

Allí se espera recibir alrededor de 200 países invitados, los cuales incluyen actores estratégicos como el sector público, las empresas, la academia, las alianzas colaborativas, para la concientización y, en especial, el progreso en las regiones.

Un actor clave para el desarrollo integral de la estrategia son las empresas, que están desarrollando diferentes maneras de proteger la biodiversidad, a través de la reducción de pesticidas y fertilizantes, la implementación de procesos de economía circular y la reducción del consumo de energía.

En ese sentido, cada vez más empresas vienen incorporando prácticas sostenibles, invirtiendo más recursos en proyectos de conservación y restauración de ecosistemas, desarrollando cadenas de suministro responsables y respetuosas del medio ambiente, mediante alianzas público-privadas.

Comercio sostenible

Para Javier Díaz, presidente ejecutivo de Analdex, “es necesario incorporar políticas de comercio sostenible y temas de innovación, investigación y desarrollo, para no degradar el medio ambiente. Esto, al promover productos amigables con el entorno y obteniendo certificaciones ambientales y apoyando la bioeconomía, a través de productos sostenibles o renovables, como bioplásticos, alimentos naturales y en especial fomentando cadenas sostenibles. Si hacemos bien la tarea, esto podrá aumentar los ingresos por exportaciones, a las diferentes regiones del país”.

También, destaca que es clave desarrollar proyectos de modelos colaborativos para generar eficiencias productivas, energéticas y logísticas como la modernización y la sostenibilidad del sector de transporte, ya que pueden fomentar la competitividad en el comercio exterior, mediante la implementación de tecnologías inteligentes como los sistemas de gestión de tráfico y rastreo de mercancías en tiempo real, para mejorar la eficiencia y la transparencia en la cadena de suministro.

Algunos casos de éxito en el desarrollo de prácticas sostenibles en el comercio exterior, son el sector cafetero, palmicultor, floricultor y carbón. Por ejemplo, Ecopetrol, a través de programas en el Magdalena medio y la Orinoquía, tiene programas para la protección de especies animales o Cerrejón que hizo la restauración de 4.300 hectáreas de bosques.

Potencial para aprovechar

Para Alejandro Gutiérrez, gerente de sustentabilidad de Natura la compañía contribuye desde el valor económico, social y ambiental. Por ejemplo, en Caquetá, desde hace 5 años, están trabajando con una comunidad que se llama Agro Solidaria, que agrupa a 100 productores, los cuales cosechan el copoazú y desde ahí se extrae la manteca de este producto que envían a Brasil. En este comercio exterior encontraron algunas dificultades, como la falta de capacidades de estas comunidades para que puedan hacer esta exportación.

Gutiérrez afirma que “hay un potencial enorme que podemos utilizar y desde Natura tenemos la ambición de aprovechar 12 toneladas de manteca de copoazú al año y 8 toneladas de aceite de canangucha al año. La producción en este momento está en 350 kg de manteca de copoazú y en más o menos unos 100 kg de aceite de canangucha”.

Complementó que “hay entonces unas oportunidades muy grandes en cuanto a mejorar todo el proceso operativo de estas cadenas de valor para poder llegar a estos volúmenes necesarios y así suplir estas necesidades de comercio exterior, donde cada vez son más demandados los productos de la biodiversidad, productos sostenibles o con algún sello verde”.

De hecho, según un análisis de Analdex, los retos de la sostenibilidad empresarial se mantienen debido al difícil acceso de financiamiento; la falta de infraestructura; el exceso de regulación; la falta de gobernanza y capacitación; los altos costos operacionales; la resistencia al cambio; las barreras de acceso a mercados internacionales; la integración con comunidades regionales, y el evidente impacto por el cambio climático.

Crece demanda de productos que respeten el medio ambiente

Por otro lado, se destaca el trabajo de reforestación y conservación realizado por Smurfit Kappa. De acuerdo con Vanesa Hatty, gerente de Mercadeo, en entrevista de julio, para la edición número 76 de Exponotas de Analdex, “la mayoría de los destinos a los que están llegando los productos colombianos se caracterizan por propiciar cadenas de suministro cada vez más sostenibles y alineadas a los objetivos de desarrollo sostenible”.

En el sector de alimentos Alpina y el Grupo Nutresa han implementado buenas prácticas en sostenibilidad, también por su apoyo a los agricultores locales, a través del comercio justo. Según Nicolás González Samper, director de Asuntos Corporativos de Alpina, para la edición número 76 de Exponotas de Analdex, “la competitividad ya no se puede desligar de la sostenibilidad. Desde Alpina exportamos marcas como Avena, Arequipe, Bonyurt y Alpinette, utilizando transporte marítimo. En materia ambiental los envíos marítimos son más eficientes, porque emiten menos toneladas de CO2 por KM recorrido”.

A medida que la conciencia sobre el cambio climático, la degradación ambiental y la extinción de la fauna crece, la demanda de productos que respeten el medio ambiente aumenta. Los mercados internacionales premian a aquellos países y compañías que integren prácticas sostenibles en sus cadenas de suministro, desde el uso de energías limpias hasta la reducción de emisiones de carbono.

Vale destacar que, según la Encuesta de Voz del Consumidor 2024 de PwC (realizada a 20.000 consumidores de 31 países y territorios), más de cuatro quintas partes (80%) de los consumidores afirman que están dispuestos a pagar más por bienes producidos o de origen sostenible.

“En términos de prima de precio, algunos consumidores están dispuestos a pagar en promedio un 9,7% más por bienes que cumplen con criterios ambientales específicos, como ser de origen local, estar hechos con materiales reciclados o ecológicos, producirse en una cadena de suministro con una menor huella de carbono, etc. incluso cuando pesan las preocupaciones por el coste de vida y la inflación”, señaló el informe.

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