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Montería, Córdoba. Las tendencias actuales del mercado mundial, que privilegian el consumo de snacks saludables y productos sostenibles, presentan una excelente oportunidad para impulsar el desarrollo y la industrialización del marañón en el departamento de Córdoba. Esta nuez se ha consolidado como una de las más demandadas dentro del segmento de frutos secos, lo que refuerza su potencial para generar crecimiento económico en la región.

El marañón tiene buen desempeño en las condiciones agroclimáticas que posee el departamento de Córdoba: clima tropical y subtropical con un rango ideal de temperatura entre 22°C a 38°C; en cuanto a suelos, estos deben ser sueltos, fértiles, profundos, aireados y bien drenados, puede crecer en terrenos quebrados o considerados marginales para otros cultivos más exigentes, siempre y cuando tengan suficiente humedad. Expertos señalan que el cultivo se da bien en climas con humedad relativa entre 60 a 85%, prefiriendo valores cercanos a 60%, además, el marañón requiere de alta luminosidad para una adecuada fructificación.

En general, la alta resistencia a plagas y enfermedades y los pocos cuidados que el cultivo necesita, hacen del marañón un árbol ideal para todo tipo de productores.

Estado del cultivo en Colombia y Córdoba

En Colombia, los departamentos con mayores áreas de cultivo de marañón entre 2019 y 2023 incluyen Atlántico, Casanare, Cesar, Córdoba, Sucre, Chocó, Meta y Vichada. Durante este período, la producción nacional ascendió a 198.191 toneladas, lo que demuestra su alto potencial.

De acuerdo con la información del International Trade Center – Intracen, los mercados con mayor potencial para las exportaciones colombianas de frutos secos, incluido el marañón, son Estados Unidos, Ecuador, México y Canadá, con una oportunidad de exportación adicional a EE. UU. valorada en 1 millón de dólares. Aunque según Trade Map en 2023 Colombia no exportó marañón, importó la nuez principalmente de Brasil (68,5%), India (25,5%) y Vietnam (6%).

Hasta el año 2022 en Córdoba, de acuerdo con la información reportada al Comité Departamental del Marañón, el departamento tenía sembradas mil hectáreas. De ese total, 400 hectáreas están sembradas en el municipio de Chinú y están en manos de los miembros de las dos organizaciones que vienen trabajando hace tiempo con este producto, Asopromarsab y Asomarañón; a estas se adicionan 100 hectáreas más en manos de dos productores particulares. Las otras 500 hectáreas están localizadas en los municipios de Montería y San Antero, en manos también de cinco productores particulares.

La gran proyección que tiene el cultivo no solo por la demanda nacional insatisfecha sino también por alta demanda internacional ha permitido que entre el 2018 y 2021 el área sembrada en Córdoba se haya duplicado. Y la demanda para exportación no es solo de la materia prima como la nuez con cáscara sino también pelada y transformada. Sin incluir los posibles usos que pueda tener el seudo fruto o manzana.

Los marañoneros de Chinú, de Córdoba y los demás departamentos del Caribe cuentan desde noviembre de 2022 con una planta semiautomática de procesamiento de la nuez del marañón que está al servicio de los productores de esta fruta que lo requieran.

El mercado internacional

Según el Anuario Estadístico de Nueces y Frutos Secos 2022/2023 del Consejo Internacional de Nueces y Frutos Secos, la producción mundial de marañón representa el 20% del total de nueces de árbol, con una cifra de 1.095.030 toneladas.

Los principales productores son Costa de Marfil, que lidera con un 50% de la producción global, seguido por India (15%), Camboya (14%), Vietnam (9%) y países de África Oriental (6%). Brasil, el único productor destacado en América Latina, aporta el 3%.

A pesar de que África es el principal productor, Vietnam lidera las exportaciones mundiales con el 65% en 2021, destinando sus productos a Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y China. Uno de los retos para la industria africana ha sido la falta de infraestructura para procesar el marañón, exportando mayormente nueces con cáscara, lo que reduce el valor agregado local.

Según firmas internacionales, el mercado global del marañón alcanzará los $USD 7800 millones en 2024 y crecerá a $USD 9200 millones en 2029, con una tasa compuesta anual del 3,31%. Aunque la región de Asia-Pacífico domina el consumo, Estados Unidos es el mercado de mayor crecimiento.

En el mercado europeo, el marañón se utiliza en una amplia gama de productos: desde snacks tostados y salados hasta ingredientes en confitería, galletas, cereales, untables, toppings y productos veganos como leche y hamburguesas.

Los productos procesados derivados del marañón poseen un valor de mercado de alrededor de $USD 5.000 millones, dentro de los derivados se destacan la leche y la mantequilla, que tienen una tasa de crecimiento proyectada del 6,15% y 4,96% respectivamente, por otro lado, para subproductos como el líquido de cáscara (CNSL) se proyecta un crecimiento de 6,78%, alcanzando un mercado de $USD 533 millones en 2032.

La oportunidad y la sostenibilidad

El marañón representa una excelente oportunidad de inversión para el departamento de Córdoba, especialmente si se desarrollan infraestructuras de procesamiento que permitan agregar valor y posicionar a la región en el mercado internacional. El aprovechamiento de las ventajas comparativas que posee el territorio hace que sea un cultivo con potencialidad, tanto para el mercado nacional como el internacional.

De acuerdo con estudios de Agrosavia, los agroecosistemas de marañón destacan por sus bajas emisiones de gases de efecto invernadero y su capacidad para aumentar las reservas de carbono, lo que los hace atractivos para modelos de negocio centrados en servicios ecosistémicos, como los mercados de carbono. Además, investigaciones internacionales han señalado que estos agroecosistemas no solo poseen un gran potencial para mitigar el cambio climático en paisajes de transición entre bosque y sabana en áreas tropicales, sino que también representan una opción viable para la restauración de zonas degradadas.

De acuerdo con Angélica Benedetti Chica, directora ejecutiva de ProMontería “El potencial del cultivo de marañón, no solo está dado por su valor económico sino también por su contribución ambiental al ofrecer una solución sostenible en la lucha contra el cambio climático, dando la oportunidad de monetizar los cultivos de forma tradicional y también a través de los mercados de carbono o similares”.

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