Economía nacional crecerá 2,5% en 2025 y 2,7% en 2026, con grandes retos en lo fiscal
Bogotá. Bbva Research presentó su más reciente informe de actualizaciones económicas titulado “Colombia 2026: el futuro económico se piensa hoy”, en el que proyecta un crecimiento del 2,5% para Colombia en 2025 y del 2,7% en 2026, acercándose al ritmo potencial del país. Además, proyecta que el consumo privado lidere la dinámica interna en 2025, para luego moderarse progresivamente y dejar que la inversión fija, especialmente en edificaciones residenciales y no residenciales, asuma un papel más protagónico hacia finales de 2026.
“La economía colombiana, desde hace varios trimestres, está impulsada desde adentro: liderada por la demanda interna. El gasto de los hogares tomó la delantera y el consumo público acompañó; la inversión dejó de restar gracias al repunte de maquinaria y equipo, aunque la construcción está rezagada. En el lado de la oferta, los servicios intensivos en empleo, como son comercio, transporte y afines, son el motor visible; agro e industria avanzan con más moderación y la minería permanece débil”, explica Mauricio Hernández-Monsalve, economista de Bbva Research para Colombia.

Mauricio Hernández-Monsalve.
Para los analistas, además de la creación de empleo y de las remesas, hay cuatro factores que estarían alentando el consumo en Colombia. El primero, es una menor mora de consumo que podría habilitar el repunte del crédito, toda vez que la brecha de tasa de interés de consumo con la de política está en mínimos. El segundo es la menor carga financiera: el servicio de la deuda cae frente al ingreso y libera capacidad para gasto / endeudamiento.
Un tercer factor es que la apreciación del peso mejora el poder de compra; efecto acotado por el deterioro reciente de la confianza del consumidor; y, finalmente, un cuarto aspecto son los ingresos “no convencionales”, que se ven reflejados en contratos públicos canalizados localmente y con asociaciones colectivas o populares, externos (servicios/ streaming) e ilegales.
Desinflación paulatina
Respecto a la inflación, el análisis indica que habrá una desinflación paulatina, más lenta de lo observado hasta mediados de 2025, debido a la persistencia de costos en servicios y la indexación. Se estima que la inflación total cerrará en 2025 en 5% y 2026 en 4,3%.

Alejandro Reyes.
Según Alejandro Reyes, economista de Bbva Research, “el escenario base es de desinflación paulatina, más lenta que la observada hasta mediados de 2025: en lo que resta del año operarán presiones al alza por efectos base y, luego, retomará la tendencia descendente. La convergencia dependerá de la lenta corrección de servicios y de un calendario de regulados y energéticos aún exigente, mientras ayudan a la baja unos transables contenidos, menor traspaso por un tipo de cambio más estable y una canasta que migra de bienes a servicios —con menor presión importadora— en 2026”.
Bajo este panorama, el Banco de la República mantendría una normalización prudente de las tasas, con un cierre de 9,25% en 2025 y 8,5% en 2026. “De cara a las siguientes decisiones, la Junta podría poner el foco en tres verificaciones: i) que la inflación total y la subyacente —en particular la de servicios— sigan descendiendo; ii) que las expectativas se acerquen de forma sostenida al rango meta; y iii) que el frente fiscal ofrezca mayor certidumbre, favoreciendo la caída del costo de financiamiento”, explicó Reyes.
En el frente cambiario, se anticipa una depreciación contenida del peso: la tasa rondaría 4.150 pesos por dólar al cierre de este año y un nivel similar hacia finales de 2026. No obstante, a lo largo del próximo año podría ubicarse temporalmente por encima de ese umbral y mostrar mayor volatilidad, condicionada por el calendario electoral, el aumento del déficit externo y las decisiones de política monetaria internas.
Según el informe, el tipo de cambio se mantendrá relativamente apreciado en el corto plazo, con volatilidad creciente y una depreciación contenida a mediano plazo. “A corto plazo, el telón de fondo combina tres fuerzas: (i) una mejora de las primas de riesgo globales que también se ha reflejado en Colombia; (ii) un dólar más débil a nivel mundial, que ha permitido que el peso cierre parte de la brecha frente a otras monedas de la región; y (iii) tasas reales internas aún positivas, que siguen dando soporte al carry local. Todo ello favorece un COP más firme en el arranque”, explica.
La política fiscal pasó al primer plano en Colombia
¿Qué ha sucedido? Juana Téllez, economista jefe de Bbva Research, explica que “en muy pocos años el gasto del Gobierno Nacional Central dio un salto y quedó alto en términos históricos: en 2024 rondó el 23,2% del PIB frente al 18,7% en 2019, con aumentos notables en Fepc, salud e intereses. El Gobierno hizo un ajuste sobre la inversión, pero no alcanzó para compensar”.
Por otro lado, los ingresos también crecieron, pero menos (alrededor de 16,5% del PIB en 2024 vs. 16,2% en 2019), pese a la existencia de tres reformas tributarias. De este modo, el déficit volvió a ampliarse y el primario pasó de equilibrio a terreno negativo (cerca de −2,4% del PIB en 2024). “Con más déficit y sin grado de inversión, la deuda neta ronda 60% del PIB y el pago de intereses absorbió alrededor de 4,4% del PIB, reduciendo espacio de maniobra y encareciendo el financiamiento público y privado”, dice Téllez.
El informe concluye que, para 2025, el panorama es desafiante, ya que los ingresos efectivos podrían ser menores que los supuestos oficiales y el gasto primario se mantendría por encima de su patrón reciente; con esa mezcla, el déficit tendería a superar la referencia del Gobierno.
En 2026, el resultado es más incierto y dependerá del alcance y la oportunidad de una reforma tributaria, de la disciplina del gasto, de la dinámica del recaudo y del costo de la deuda.
El impacto global: economía mundial crece al 3%
El informe destaca un contexto global de ajuste suave, donde la inflación cede, las condiciones financieras se relajan y la actividad económica muestra resiliencia. Se proyecta un crecimiento del PIB global en torno al 3,0% en 2025 y 3,1% en 2026. La Reserva Federal está reiniciando los ciclos de recortes de tasas, lo que genera un ambiente de tasas menos restrictivas pero aún positivas en términos reales.

Juana Téllez.
“El hilo común es claro: un mundo que desacelera con resiliencia en las cifras, con inflación que desciende más lentamente donde los choques arancelarios y de costos persisten, y con bancos centrales que pasan de frenar a “acompañar con prudencia”. El dólar más débil en los últimos meses, los precios de la energía lejos de los máximos recientes y un comercio menos beligerante que hace un trimestre configuran un telón de fondo menos hostil para las economías emergentes y abiertas”, comenta Juana Téllez, economista jefe de Bbva Research.
Los retos a mediano y largo plazo
Finalmente, el informe de Bbva Research indica una serie de retos que el país deberá enfrentar en mediano y largo plazo en materia económica, política social, orden fiscal y productividad:
Reactivación e Inversión: destrabar proyectos de infraestructura, energía y vivienda; pronto pago a proveedores del Estado; ventanilla única para licencias; plan exprés de vivienda; garantías de crédito para capital de trabajo; y revisión de los 50 trámites más costosos para empresas.
Frente Fiscal y Gestión Pública: decreto de austeridad; tablero fiscal ciudadano mensual; semáforo de caja; fortalecimiento de la ejecución estatal.
Empleo y Formalización: bonos a la contratación formal de jóvenes y mujeres; alivio al primer empleo; y una bolsa nacional de empleo integrada con enfoque sectorial.
Estas medidas buscan generar un impacto rápido y medible, anclando expectativas y preparando el terreno para decisiones estructurales de mayor calado.