Desafíos y oportunidades que enfrentarán los cultivos de cereales en los próximos meses
Redacción. Si bien se han presentado algunas precipitaciones en los últimos días a nivel nacional, los cultivos de maíz, fríjol, soya, arveja, y otros cereales y leguminosas enfrentan una serie de desafíos importantes debido a que las lluvias estarán por debajo de los promedios durante octubre en la mayor parte del país, lo cual influirá directamente en la producción agrícola y los rendimientos esperados. El monitoreo climático permanente será la clave para una planificación adecuada, con el fin de lograr los mejores resultados posibles.
Las proyecciones climáticas producidas en la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce) sugieren que octubre seguirá con un panorama seco en la Orinoquía y Amazonía, mientras en el Caribe, la región Pacífica y Andina, aunque las lluvias podrían acercarse a los promedios en octubre, aumentarán entre noviembre de 2024 y enero de 2025.
Sin duda, estas lluvias de los últimos meses del año brindarán una oportunidad para mitigar algunos de los impactos negativos de la sequía de meses anteriores.
Fenalce continuará brindando información, así como asesoramiento técnico y apoyo a la comercialización, para guiar a los productores en la toma de decisiones informadas que les permitan superar los desafíos actuales. La adaptación y planificación agronómica serán claves para enfrentar esta coyuntura y asegurar una producción eficiente.
Panorama en las diferentes regiones
Región Caribe seco (La Guajira – Cesar – Magdalena – Atlántico)
En esta región, la siembra de maíz o fríjol ha sido notablemente positiva gracias a una oferta climática favorable. La disponibilidad de agua ha permitido una expansión en el área sembrada. Sin embargo, las lluvias por debajo del promedio en septiembre podrían haber limitado los rendimientos, sobre todo si persiste la falta de agua.
Las condiciones favorables actuales pueden no ser suficientes para mantener el nivel óptimo de producción a lo largo del ciclo. Los agricultores deben enfocarse en prácticas de mantenimiento del suelo y optimización del uso del agua para mitigar cualquier déficit potencial.
Región Caribe húmedo (Córdoba – Sucre – Bolívar)
Las cosechas del primer semestre se beneficiaron de las condiciones secas, permitiendo el secado de grano en campo, y facilitando una comercialización más ágil y el cumplimiento de los contratos establecidos desde la siembra. Sin embargo, el inicio de las siembras del segundo semestre se ha visto afectado por la falta de lluvias.
La proyección de las lluvias por debajo de los promedios en septiembre y octubre afectará negativamente a la siembra de maíz y fríjol. A pesar de la posibilidad de alivio en noviembre, la reducción en la humedad del suelo durante el período crítico de siembra podría traducirse en menores áreas sembradas y rendimientos comprometidos. La adecuada planificación y uso de tecnologías de riego serán cruciales para superar estos obstáculos.
Región Andina norte (Antioquia – Santander – Boyacá)
Se ha visto un incremento en los rendimientos del primer semestre, gracias a las lluvias que se presentaron a inicio del ciclo agrícola y debido a condiciones secas en tiempo de recolección de grano. Sin embargo, las siembras del segundo semestre están experimentando dificultades debido a la falta de lluvias. El déficit hídrico de septiembre podría resultar en una reducción del área sembrada de maíz y fríjol.
Sin embargo, las lluvias esperadas para octubre, noviembre y diciembre ofrecerán una ventana de oportunidad para recuperar la falta de humedad en las áreas sembradas, pero los agricultores deben ser proactivos en la gestión del suelo y el control de plagas para maximizar los beneficios de estas lluvias tardías.
Región Andina centro (Cundinamarca – Tolima)
En esta región, la cosecha del primer semestre ha sido exitosa debido a las condiciones secas, con rendimientos superiores. Sin embargo, las siembras proyectadas hasta octubre enfrentan serios desafíos debido a la falta de agua.
La reducción en la humedad del suelo y los posibles efectos de plagas como el Dalbulus Maidis en el maíz podrían afectar negativamente la producción.
La llegada de lluvias en noviembre es crucial para estabilizar la siembra de maíz, fríjol y soya. Los agricultores deben enfocar sus esfuerzos en la gestión fitosanitaria y la optimización del uso de recursos hídricos.
Región Andina sur (Valle del Cauca – Nariño)
La región andina sur experimentó buenos rendimientos durante el primer semestre, beneficiándose de las condiciones secas que facilitaron la cosecha. Sin embargo, la falta de lluvias y la escasez de recursos hídricos en los sistemas de riego, agravada por los bajos niveles del río Cauca, han frenado las siembras proyectadas hasta el mes de octubre. Esto podría provocar una reducción del área sembrada.
La proyección de lluvias para noviembre y diciembre ofrece una oportunidad para revertir esta tendencia, pero los agricultores enfrentarán el desafío de ajustar sus prácticas a las condiciones cambiantes. La implementación de estrategias de conservación de humedad y el uso eficiente del agua serán esenciales para mantener la productividad.
Región Orinoquía (Casanare – Meta)
La Orinoquía ha tenido una cosecha del primer semestre exitosa, pero las siembras actuales están siendo severamente afectadas. La reducción en el área sembrada y los rendimientos es una preocupación significativa de la región. Las lluvias esperadas para noviembre y enero podrían ofrecer un alivio, pero los agricultores deberán actuar rápidamente para aprovechar este potencial. Una gestión eficiente del agua y estrategias de manejo de cultivos serán cruciales para maximizar la recuperación en esta región.
En la región de la Orinoquía, se evidencia una falta de lluvias en septiembre y octubre, lo que provoca un panorama variado, según el departamento. En Casanare, la recolección del primer semestre avanza de manera favorable, pero se espera que la sequía impacte significativamente en octubre, cuando comiencen las nuevas siembras.
En la Altillanura se han presentado algunas lluvias que han favorecido las siembras, y no se prevé una reducción en las áreas sembradas. Sin embargo, en el Piedemonte llanero, la situación es más grave, ya que las áreas han sido severamente afectadas por la sequía, lo que podría llevar a una disminución significativa en la superficie sembrada.
Se espera que las lluvias pronosticadas para noviembre y enero ofrezcan un alivio, pero será crucial que los agricultores implementen una gestión eficiente del agua y estrategias de manejo de cultivos para aprovechar al máximo estas condiciones.