Campo Visible: Gratitud infinita
Por Óscar Melendres
Indudablemente los rasgos de mujer afro aún siguen siendo una de las principales características que identifica a Bertilda María Atencia Banqueth, una mujer que el pasado 2 de diciembre llegó a sus 98 años. De ella he sido el más grande de todos los admiradores que haya podido llegar a tener.
Sus antepasados los dejó a mediados de la segunda década del siglo anterior cuando salió de su natal Toluviejo y se radicó por estos lados de la región del San Jorge. Para ese entonces, Buenavista era un pueblo en proceso de formación en el que había muy pocas casas, pero se podía experimentar un ambiente de mucha prosperidad.
Nació con dotes artísticos que le permitieron ser cajera y guacharaquera de música vallenata, además ejecutaba de gran manera el tambor en grupos de música folclórica. Cabe anotar que esta vena artística es de índole familiar pues su hermano Fermín Atencia, alcanzo el éxito a través de la música con temas como Charanga Bugaloo, lo cual le permitió el remoquete de ‘El príncipe de la Charanga’.
Pero la vida de nuestra protagonista de hoy no fue solo música, farándula y alegría. Muy en el fondo vivió otra realidad. La realidad de la pobreza, el atropello de quienes se creían poderosos y la responsabilidad que representa el ser madre soltera en este país y más para aquellas épocas.
Madre de seis hijos. Se dedicó a la fritanga de fiesta en fiesta, de corraleja en corraleja para garantizar el sustento de sus hijos. Vivió amores y desamores pero nunca dependió de hombre alguno. Se conservó altiva e independiente.
Con el paso de los años le llegaron los nietos. Yo tuve la gran fortuna de ser uno de ellos. Quizá el primero. Recibí de ella la dedicación, calidad de tiempo y. sobre todo, mucho amor. A ella debo lo que soy y lo que hago y ella para mi representa uno de los tesoros vivos más valiosos que Dios me ha regalado.
Hoy miro su cabello completamente blanco y pienso que sus canas reflejan la sabiduría que pudo acumular durante tantos momentos vividos. El paso de los años se refleja en su piel y en su andar, pero conserva la lucidez de años idos. Le pido al Dios del cielo que me la conserve para tener la fortuna de disfrutar del amor más longevo que he tenido.
Qué emocionante y agradable leer este artículo que me da más argumentos para exaltar a una persona por la cual siento gran admiración desde hace casi 5 años y que desde ese momento me sorprendió porque a pesar de su avanzada edad (más de 90) hablaba con una lucidez admirable y recordaba fechas y datos con una exactitud sorprendente y su historia, que hoy me la recuerda este artículo, me dejó cautivado. De verdad que está dama es un valioso ejemplo de lucha y superación por las circunstancias adversas en esa época de tanta discriminación de la mujer. Mil gracias a don Óscar por recrearnos esa bella historia en estás pocas líneas.