Campo Visible: El centenario de Kata
Por: Oscar Melendres Garcés
Los tiempos de mi infancia estuvieron marcados por los juegos tradicionales, las noches de tertulias en los corredores y las tardes de fútbol con bolita de pasta en los extensos patios de las casas de mi barrio. Una de las casas preferidas para visitar en aquellos años era la de la familia Barón Orozco. Quizá porque entre ellos y mi familia se había cimentado una gran amistad, la cual, pese al paso de los años, aún sobrevive entre los miembros de las generaciones actuales.
Indudablemente la mujer más longeva del barrio San José es la Niña Kata, una mujer que el pasado viernes cumplió su aniversario número cien. Familiares, amigos y vecinos nos regocijamos por este acontecimiento. Katalina Orozco, llegó procedente de su lugar de nacimiento, la ciudad de Cartagena, a Buenavista. En este municipio se radicó al lado de su compañero de vida Asterio Barón. De esta pareja nacieron William, Jaime, Wilson, Amilkar, Wilmer, Marlenis, Glenis, Judith y Ayda. Una prolífera familia que cuenta con una de las simpatías más fuertes en el sector.
Testigo de gran parte de la historia del barrio San José y del municipio de Buenavista. Hablar de la Niña Kata es evocar los tiempos de la infancia, la misma de los juegos tradicionales y la de los vecinos, casi familiares, que estaban prestos para ayudar ante cualquier circunstancia.
Pese a tener tantos hijos, quienes invadíamos su casa para jugar sentíamos un amor fraternal y siempre tuvo un consejo y una motivación para que no equivocáramos el camino. Su voz pausada orientaba la disciplina. Tenía paciencia, llamaba la atención en el momento oportuno y castigaba cuando lo creía conveniente. En aquellos tiempos los mayores podían hasta pegarle a uno si se portaba mal o faltaba al respeto. Pero la niña Kata soportaba a más no poder y hasta en algunos casos alcahueteaba ciertas conductas. Lo importante para ella era que siempre le visitáramos.
Con el paso de los años, se marcaron distancias por múltiples motivos, pero La Niña Kata, siempre me siguió recibiendo en su casa con la risa que la caracterizó, el calor de un abrazo siempre estuvo dispuesto y su infaltable bendición la seguí recibiendo hasta hace poco tiempo.
Cien años de vida que son motivo de felicidad para su familia, pero lo son también para mí. De la niña Kata guardo los mejores recuerdos y de su familia conservo un gran afecto, afecto que ha sido recíproco y que seguramente perdurará en el tiempo.
Orgullosamente tengo que decir que me llena el alma de regocijo hacer parte de la generación que creció bajo los consejos y las orientaciones de una mujer de alma pura, corazón robusto y sentimientos nobles.
Orgullosamente tengo que decir que hemos conmemorado el Centenario de la Niña Kata.
Qué alegría ver a esas “ENCICLOPEDIAS ANDANTES”, así me refiero yo al tipo de personas que llegan a esa edad.
Lo digo porque siempre tienen la mejor respuesta cuando se les pregunta algo o cuando opinan de una situación…
También mi padre pronto, el próximo 20 de Enero, si Dios lo permite, cumplirá su Centenario y por supuesto, ahí estaremos sus 7 hijos, nietos, bisnietos y amigos, compartiendo con el Mejor Hombre que Dios puso en mi camino.
Saludos doña Kata, y que llegue Enero rápido….