Café cultivado a la sombra es viable para combatir la deforestación y la pérdida de biodiversidad
Bogotá. La técnica en la que los cafetales se cultivan bajo la cobertura de los árboles protege el suelo, regula la temperatura y crea un hábitat ideal para la flora y la fauna nativas, ayudando a disminuir la deforestación porque no se talan los árboles y la sombra de estos protegen el suelo. Así lo evidenció una investigación de la Universidad Nacional de Colombia (Unal) realizada en fincas cafeteras con más de un siglo de historia.
Según el investigador Javier Camilo Guevara Rodríguez, de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo del Instituto de Desarrollo Ambiental (Idea) de la Unal, “cultivar café bajo sombra no solo mitiga el impacto ambiental, sino que además mejora la calidad del grano –reconocido por su sabor superior– porque protege los cafetos de los fuertes vientos, la lluvia y la radiación solar”.
“El café cultivado bajo sombra puede tener un rendimiento promedio de 2,4 kg de granos por planta durante 9 cosechas, lo que es comparable con el rendimiento de cultivos a libre exposición. Este sistema también regula la cantidad de luz y la temperatura, conformando un microclima adecuado para la producción del grano”.
Según la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, alrededor del 37 % de las 869.158 hectáreas cultivadas con café se establecen bajo sombra. En 2022 la producción del grano en el país fue de 11,1 millones de sacos, lo que representó una disminución del 12 % frente a 2021. En diciembre de 2022 la producción alcanzó los 981.000 sacos, un descenso del 29,2 % respecto a diciembre de 2021.
Impacto ambiental y productivo
El estudio realizado en las fincas Buenavista, en El Socorro (Santander) y Los Ángeles, en Venecia (Cundinamarca), ambas entre la mejor temperatura para cultivar café, que es de 22 °C en promedio, demostró que este sistema agroforestal reduce la erosión, mejora la fertilidad del suelo y evita el uso de agroquímicos. Las dos fincas mantienen una producción completamente orgánica, lo que les permite ofrecer café de alta calidad para exportación.
En la investigación se utilizaron sistemas de información geográfica, una herramienta para el tratamiento de datos del espacio (SIG) mediante el método Corilan Cover, que sirve para realizar inventario y uso de la tierra. Allí se tomaron fotografías a gran escala con dron, lo que permitió realizar un mapeo completo de las fincas y los usos del suelo en cuanto a las extensiones de tierra usadas para este cultivo.
También se aplicó la estructura agroecológica principal (EAP), técnica creada por el profesor Tomás Enrique León, del Idea de la Unal, tutor de la tesis. Se trata de un índice que mide la agro-biodiversidad y permite hacer un diagnóstico preciso de los agro-ecosistemas, que son el conjunto de plantas y animales domesticados y controlados por el hombre para producir y obtener productos para el consumo humano y animal.
“El EAP ha sido clave para entender cómo los sistemas agroforestales, como los cafetales bajo sombra, pueden integrarse mejor con la naturaleza”, anota el investigador Guevara.
La información se enriqueció con datos geográficos y entrevistas a los implementadores, trabajadores y recolectores de café, así como a los encargados de la Secretarías de Ambiente de El Socorro y Venecia para entender cómo funcionan y manejan los cultivos bajo sombra.
Así, identificó que el grano de este café es apto para exportación por ser de alta calidad, es decir que la sombra de los árboles no interfirió en el crecimiento ni en la calidad.
Con el diagnóstico y el diseño del ICA para evaluar los sistemas agroforestales (actividad de utilizar los árboles para proteger un cultivo), además del uso de productos químicos, también se evidenció que las fincas tienen un cultivo completamente orgánico.
Pese a los positivos hallazgos, el estudio llama la atención sobre los retos que enfrentan los productores de café bajo sombra, como el mal estado de las vías y la falta de apoyo gubernamental. Además, la gestión de residuos como las aguas miel, generadas en el proceso de lavado del café, representa un desafío ambiental importante que debe ser atendido para evitar la contaminación del suelo.
La investigación concluye que el café bajo sombra no solo es una alternativa viable para combatir la deforestación y la pérdida de biodiversidad, sino que además tiene el potencial de convertirse en un motor de desarrollo económico sostenible en Colombia.