Avances, desafíos y próximos pasos del Open Finance
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Bogotá. Colombia se posiciona como uno de los países más activos en la transformación de su sistema financiero hacia modelos abiertos e interoperables. Con un crecimiento del 15% en transacciones digitales durante 2024, que superaron los $6.050 billones, el país demuestra una adopción masiva de servicios electrónicos por parte de los ciudadanos.
Este dinamismo ha sido impulsado por una combinación de varios factores como: la evolución de la regulación financiera, el fortalecimiento del ecosistema fintech, y una demanda creciente por parte de los usuarios por experiencias digitales más ágiles, seguras y personalizadas. En este contexto, actores del sector como ACH Colombia han contribuido en la implementación de soluciones que permiten materializar los principios del Open Finance, promoviendo la interoperabilidad en la agregación de datos, la iniciación de pagos y los pagos inmediatos.
“El Open Finance es más que un concepto técnico: es una evolución del sistema financiero el cual tendrá un gran impacto social que debe llegar a todos, no solo a quienes ya están dentro del sistema financiero”, afirmó Erwin Schaefer Navarro, vicepresidente de Planeación y Negocio de ACH Colombia.
Un ejemplo que se apalanca en la filosofía del Open Finance es el despliegue de Transfiya, que permite transferencias inmediatas entre entidades, facilitando la inclusión financiera para millones de colombianos. Esta implementación es un reflejo de cómo la colaboración entre entidades públicas, privadas y las nuevas tecnológicas puede generar soluciones tangibles para los ciudadanos.
A pesar de estos avances, persisten desafíos relevantes: fortalecer la infraestructura tecnológica, establecer estándares de seguridad compartidos, garantizar la interoperabilidad real y fomentar la confianza entre los distintos actores del sistema. Además, el desarrollo normativo debe mantenerse alineado con el ritmo del mercado para asegurar que los nuevos modelos realmente amplíen el acceso y no profundicen la exclusión.
Uno de los puntos críticos será asegurar que los beneficios del Open Finance no queden limitados a la población ya bancarizada ni a las entidades financieras tradicionales. El reto está en extender estos servicios a todos los nuevos jugadores del ecosistema financiero para que haya un mayor acceso de la población al sistema financiero formal, con tecnologías pensadas para contextos diversos y realidades no atendidas.
El momento actual representa una oportunidad para consolidar un modelo de Open Finance centrado en el usuario, con impacto social real; más allá de la innovación tecnológica, el reto es construir un sistema financiero más equitativo, transparente y conectado con las necesidades de toda la población.











