AmCham advierte que el aumento del salario mínimo puede frenar la inversión y el empleo
Bogotá. La Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia) expresó su preocupación frente al incremento del 23 % en el salario mínimo decretado por el Gobierno, al considerar que, aunque se presenta como un avance social, podría traducirse en riesgos significativos para el empleo formal, la viabilidad empresarial y la estabilidad económica del país.
Un objetivo legítimo con efectos adversos
El salario mínimo tiene como propósito proteger el poder adquisitivo de los trabajadores sin comprometer la sostenibilidad de las empresas. Sin embargo, AmCham advierte que un aumento de esta magnitud, en las condiciones actuales, puede convertirse en una decisión difícil de sostener y terminar afectando a los mismos hogares que se busca respaldar. “La verdadera justicia social requiere medidas que el país pueda mantener en el tiempo, no solo anuncios de corto plazo”, señaló la presidenta de la entidad María Claudia Lacouture.
Preocupaciones legales y de concertación
El gremio subrayó que la decisión cambia en la práctica la forma de definir el salario mínimo por fuera de lo previsto en la Constitución y la Ley 278 de 1996, que exigen concertación y el uso de variables como inflación, productividad, crecimiento y situación del empleo. Aunque la referencia al “ingreso vital” de la OIT puede ser un insumo técnico, su metodología no es obligatoria. Convertirlo en criterio central por decreto, sin desarrollo legal previo ni acuerdo en la Comisión de Concertación, introduce incertidumbre sobre la estabilidad de las reglas laborales.
Crecimiento acumulado y costos empresariales
Entre 2022 y 2025 el salario mínimo ha crecido cerca de 42 %, frente a una inflación acumulada de alrededor del 30 % y una productividad prácticamente estancada. Esto significa que ya recuperó y superó su poder adquisitivo. Seguir aumentando por encima de la productividad eleva los costos de contratación, especialmente para las micro, pequeñas y medianas empresas, que concentran gran parte del empleo formal.

María Claudia Lacouture
“Con el nuevo ajuste, el costo total para el empleador de un trabajador que gana el mínimo se acerca a los $2,7 millones mensuales, mientras que el ingreso efectivo para el trabajador ronda los $1,86 millones. Esa diferencia en cargas laborales es difícil de absorber para miles de mipymes y se traduce en menos capacidad para mantener puestos de trabajo, abrir nuevas vacantes o invertir”, agregó la presidenta de AmCham.
Impacto en precios y competitividad
Parte del mayor costo termina reflejándose en precios más altos de bienes y servicios básicos, afectando directamente el bolsillo de los hogares. Además, la combinación de una regulación laboral más rígida y un aumento del salario mínimo muy por encima de la inflación y la productividad deja a Colombia en desventaja frente a otros países de la región que compiten por la misma inversión.
El ajuste beneficia de manera directa a cerca del 20 % de los ocupados formales que ganan el mínimo, mientras que la mayoría de los trabajadores —en especial los informales— no reciben ese incremento, pero sí enfrentan las consecuencias: mayores precios en alimentos, transporte y servicios, y más dificultades para acceder a un empleo formal.
AmCham Colombia concluyó que decisiones de salario mínimo sin sustento técnico y legal sólido pueden sonar justas en el corto plazo, pero a futuro significan más informalidad, mayor presión fiscal y menos oportunidades para los mismos trabajadores que se busca proteger.











