Corozo, corombolo y mango biche ahora son consumidos como vino artesanal
Montería. Corozo, corombolo y mango biche son frutas propias del Caribe y en especial de Córdoba y ahora se tiene la oportunidad de consumirlas, pero transformadas en vino, vino hecho artesanalmente.
Quienes se han encargado de este nuevo consumo de las frutas son los emprendedores Ingry Acosta Rhenals y Sebastián Lora.
Hace dos años vieron la oportunidad de aprovechar estas frutas, que usualmente se pierde gran cantidad de ellas en época de cosecha, convirtiéndolas en vino.
A través del emprendimiento que han denominado María Barrilla, en representación de algo también autóctono, nacido en Montería vienen desde finales del año 2019 aprovechando estas frutas de la región.
“Queremos aprovechar al máximo los productos que tenemos en la región que muchas veces no son tan aprovechados y además que sean reconocidos en Colombia y en el mundo, que las personas conozcan qué es el corozo, qué es el corombolo y de paso apoyar a las personas que los cultivan. Por ejemplo, el corombolo generalmente encontramos un palo en los patios de las casas pero no lo aprovechan, se pierde. Queremos darle otro uso a toda esa fruta que se está perdiendo”, afirma Ingry Acosta.

Ingry Acosta Rhenals dejó a un lado su profesión de abogada para dedicarse de lleno a su emprendimiento de vinos artesanales teniendo como materia prima frutas de la región.
Sobre cómo llegaron a pensar que pudieran sacar alcohol de estas frutas explica la emprendedora que naturalmente todas las frutas pueden sufrir el proceso de fermentación, todas las frutas que en la concha tienen levaduras naturales que son las encargadas de producir el alcohol, agregadas con el azúcar, -la levadura consume el azúcar y eso es lo que produce el alcohol-, producen un alcohol ciento por ciento natural, producto de la fermentación.
Ellos producen en masa, mientras tienen una producción que se reposa hay otra producción que ya está lista. Lo que les ayuda a mantener la demanda del producto.
“La planta de producción la tenemos en Montería. La aceptación de la gente ha sido buena, les ha gustado mucho tener de su lado un producto regional, se han sentido muy orgullosos al igual que nosotros de este emprendimiento”, agrega Ingry Acosta.
En la actualidad distribuyen los vinos artesanales a nivel nacional en Medellín, Bogotá, Cali, Sincelejo, Cartagena, Pereira, y en Córdoba en Sahagún y Lorica. Y aprovechan escenarios como el Mercado Campesino del sábado en Montería para darse a conocer más.
Manifiesta Ingry Acosta que la acogida ha sido buena, porque aunque mucha gente no sepa qué es el corozo, ha tenido aceptación y se vende como un producto exótico. En las ciudades donde más acogida ha tenido es en Bogotá y Medellín.
Esperan tener igual acogida con el vino de la guayaba agria que pronto saldrá al mercado.

Quienes llegaron al estand del emprendimiento en el Mercado Campesino del sábado en Montería y degustaron el vino, no pudieron dejar de comprar su botella.
No tienen el registro sanitario, el cual está en trámite, y la estampilla que vendrá posterior a ese trámite para poder llegar a otros mercados como almacenes de cadena y licoreras.
Generan empleo
Ingry Acosta es abogada y como estaba difícil conseguir empleo en ese campo decidió emprender con los vinos artesanales, asegura que comenzó con $50 mil pesos y hoy cuentan con la planta de producción y están generando 12 empleos directos y entre 60 y 70 indirectos a quienes les compran las frutas y quienes hacen la distribución de los productos. Y aunque no sabía del procesamiento se rodeó de personas que sí saben cómo es el proceso para obtener el vino, como un químico de la Universidad Nacional.
No descartan que a futuro puedan llegar a mercados internacionales con el sabor propio que tienen estas frutas de la Costa Caribe.











